martes, 29 de noviembre de 2011

El sempiterno y certero refranero español y Unity

Siempre lo tenemos ahí, y siempre -o casi- tiene la razón. Como ejemplo podemos citar: “tanto va el cántaro a la fuente…”, “la gota continuada hasta las piedras horada…” y tantos otros, poniendo como colofón el tan conocido “rectificar es de sabios”.
Y aunque ni soy ni me considero sabio en estas lides, sí he de rectificar, o al menos comenzar a hacerlo, y darle un voto de confianza al escritorio Unity de mi Ubuntu 11.04.

He estado unos días enredando y haciendo probatinas con ubuntu 10.04 LXDE y con Lubuntu 11.04, distribuciones que usan como escritorio el ligerísimo LXDE -que ya se ha hecho con nombre propio entre las versiones de Ubuntu-desarrollado para equipos antiguos o que no van sobrados de recursos ¡o para quien no quiere más que un escritorio mínimo!, pero no he conseguido hacer funcionar a la vez tres de los programas que se me han hecho “imprescindibles”: Rhythmbox, IrfanView bajo Wine 1.3 y Cisco Packet Tracer, por lo que he abandonado y vuelto al 11.04 y Unity.
Sí, ya se que es posible que corran todos, absolutamente todos los programas que queramos en LXDE, pero ello implicaba emplear un tiempo que necesitaba para otros menesteres y que no podía emplear en buscar e instalar dependencias, así que he vuelto a la “evolución natural” de la actualización de versión automática. Y he de decir que, poco a poco, me va gustando.

Al final hay que reconocer que terminas habituándote a ese escritorio tan “Iphone” que personalizas a tu gusto; que terminas encontrando las aplicaciones que en lugar de desplegarse en menús nos aparecen en listado alfabético con sus iconos correspondientes (¿me recuerda a SuSE?) y que, eso es ciertamente lo mejor, cuando estás ejecutando una aplicación ésta lo hace a pantalla completa sin barras ni barritas que poco a poco se comen el espacion de trabajo.
Y el tiempo de arranque… bueno, parece que tampoco es tanto como parecía ¿o es que me he habituado?
En resumidas cuentas, para un ya veterano portátil con un dual core a 1.5 GHz y 1GB de RAM, 8oGB de disco duro (¡sí, es así de pequeño!) y una gráfica integrada justita, y el que suscribe, Ubuntu 11.04 con su Unity nos permite trabajar y estudiar holgadamente. ¿Los resultados? ¡Ya no dependen de la máquina, sino del piloto!
Un cordial saludo,

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