El otro día estaba haciendo un comentario a un
compañero que tenía la webcam del portátil tapada con una tirita, y
saltó un tercero, supuestamente muy enterado, diciendo “que todo eso no
eran más que leyendas urbanas, que con un router bien configurado no
había problema…” Obviamente, y no siendo yo sino un simple informático
decidí callarme, prudentemente, pero esperando -mal por mi parte- que un
buen día le llegara un correo con un vínculo a un vídeo de él mismo
frente a su portátil.
Pocos días después me entero de una nueva amenaza de
seguridad: Flame. Un nuevo malware de despliegue masivo, muy
sofisticado, con una capacidad muy avanzada para robar información y
propagarse, además de poder configurar un elevado número de exploits por
los atacantes. Esto significa que el malware tiene la capacidad de ser
configurado para capturar las pulsaciones del teclado, la pantalla,
activar el micrófono, acceder a dispositivos de almacenamiento, a la red
interna, conexiones inalámbricas tanto WiFi como Bluetooth…
Pero, exactamente, ¿qué mal está haciendo? Ahora
mismo está robando/ha robado información de agencias gubernamentales de
países del Oriente Medio así como interrumpir las exportaciones de
petróleo de Irán… que se sepa.
Ya, ya, estarás pensando, pero yo no uso programa
alguno para controlar oleoductos ni centrales nucleares.