“Eso es mentira” sería la
respuesta inmediata que daríamos a esa pregunta, y no dudando
respecto a que se haya infectado el dispositivo sino a la segunda
parte. Somos así de retorcidos: “cree el ladrón…”
Pero desafortunadamente sí es
posible que nos pase por el mero hecho de acceder a una página web.
El último ejemplo lo tenemos con #BadRabbit, un ransomware que está
haciendo sus estragos allá por Rusia y Ucrania principalmente; pero
que no tardará mucho en llegarnos, bien sea tal cual o con
adaptaciones “locales”.
Pero esto ¿cómo puede pasar?